domingo, 3 de mayo de 2009

Comer para ganar



Las preguntas de qué, cuándo y cómo comer es fundamental responderlas, toda vez que nos hemos separado de nuestras raíces naturales de alimentación y queremos conservar nuestra salud.

Así, nutrición y salud se corresponden. Una buena salud va de la mano con una buena nutrición.

Esto es más evidente cuando se trata de rendimiento deportivo. Una buena nutrición puede hacer la diferencia en el resultado de una competición. Por eso hablamos de la nutrición como una ayuda "ergogénica". Es decir, puede hacernos más eficientes para reproducir energía, generando más energía química -y, al mismo tiempo, generando más trabajo mecánico a partir de la energía química disponible- y ahorrando la energía utilizada por la digestión, la que se deriva a trabajo mecánico.

Una buena nutrición deportiva apunta a hacernos disponibles sustratos energéticos químicos para combustionarlos en nuestras células musculares y transformarlos en energía mecánica, es decir, en movimiento. Apunta también a sostener una digestión de bajo costo energético.

Los sustratos energéticos humanos se dividen en tres grupos: los glúcidos o carbohidratos, los prótidos o proteínas y las grasas o lípidos.

Los glúcidos pueden ser mono, di o polisacáridos, como la glucosa, la sacarosa o el almidón, respectivamente. Es decir, moléculas de una glucosa, dos glucosas o varias glucosas. Otros monosacáridos son la fructosa y la galactosa, que se halla en la leche como lactosa, un disacárido en base a glucosa y galactosa.

Un gramo de carbohidratos genera aproximadamente cuatro calorías.

Las proteínas son cadenas de moléculas de aminoácidos que alcanzan la variedad de una veintena y que fundamentalmente participan como elementos estructurales de las células y tejidos orgánicos, además de estructurar las enzimas, proteínas que hacen la alquimia celular.

Además de esta función estructural y de participar en reacciones químicas, las proteínas pueden combustionarse con oxígeno, generando aproximadamente cuatro calorías por gramo de proteína. La generación de urea y la sobrecarga renal para eliminarla es parte de este proceso.

Las grasas o lípidos son largas cadenas de hidrógeno y carbono, a veces con fósforo. Pueden ser del tipo ácidos grasos, triglicéridos, fosfolípidos, colesterol, etc.

Un gramo de grasa genera nueve calorías, por lo que constituye nuestra reserva energética ideal de largo plazo que almacena nuestro cuerpo, ya que a menor peso y volumen, la grasa genera más energía.

Azúcares, proteínas o grasas que digerimos y no utilizamos son excedentes que almacenamos como grasa.

Al momento de entrenar, ejercitar o competir, las fuentes de energía de elección son los carbohidratos monosacáridos tipo glucosa o disacáridos como sacarosa, diluidos en soluciones de agua con minerales isotónicas o en gel, o contenidos en frutas como el plátano. Su costo en digestión es muy bajo, y aportan energía "rápida". Proteínas son el sustrato de construcción y se usan en períodos de sostenimiento en una proporción que no supere el 10% del aporte calórico, a menos que se persiga ganancia de masa muscular. Las de origen vegetal (legumbres y cereales) son de menor costo energético en digestión. Las grasas deben evitarse, a menos que sean poliinsaturadas o de cadena corta.


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Grupo : 11

Integrantes: Fernanda Abalo

Francisca Astorga

Constanza Calatroni

Bibliografia: http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={19f4341c-6e61-43e9-bbac-b43c85d49319}

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