sábado, 18 de abril de 2009

Estudio chileno revela cómo la mala relación con el padre favorece la aparición de la anorexia

Una nueva investigación establece que los padres ausentes dejan huella en la autoestima de las menores favoreciendo que la obsesión por la delgadez.

12/04/2009 - 10:11

Para descifrar la anorexia y conocer qué impulsa a las adolescentes a tener un cuerpo extremadamente delgado, los estudios se han concentrado en la relación con la madre. Factores como el vínculo temprano con sus hijas o el haber sufrido el mismo trastorno han dado a la figura materna un rol protagónico. La influencia del padre, en cambio, ha estado ausente. Hasta ahora.

Una investigación realizada por sicólogos de la Universidad del Desarrollo indagó en la relación de los trastornos alimentarios y el funcionamiento familiar. A través de cuestionarios aplicados a 296 alumnas de enseñanza media, con edades entre los 14 y 19 años de la zona de Concepción, los expertos buscaban reconocer los síntomas más comunes de estos trastornos y el modo en que las estructuras familiares repercuten sobre ellos.

Las adolescentes con mayor obsesión por adelgazar, con una preocupación excesiva por las dietas y gran temor al aumento de peso, declaraban tener mala relación y comunicación con su padre. Para Claudia Cruzat, sicóloga de la U. del Desarrollo e investigadora del estudio, este hallazgo entrega una nueva mirada sobre el trastorno, que tenía sólo a la madre como elemento clave.

La definición que entregaban las adolescentes, indica Claudia Cruzat, muestran una figura paterna ausente y negligente de sus vidas, que no toma parte en las decisiones familiares. Características que conforman una familia que tiende a evitar los conflictos e incrementa la falta de conciencia de la adolescente de su problema. Así la anorexia no existe y nadie se percata, hasta cuando es muy evidente la crisis de la joven.

Padre y autoestima

Lilian Hitelman, sicóloga y sicoanalista de la U. del Desarrollo, explica que la anorexia se vincula con la dificultad inconsciente de las adolescentes de atreverse a cumplir los desafíos de esta etapa, como realizar una elección vocacional o definir su personalidad.

Para la sicóloga, el origen de ese temor es la falta de herramientas que les permitan decidir, como la seguridad, autonomía, certeza y control. Capacidades que están dadas desde lo paterno: "Sentir que tiene deseos propios y seguridad en sí misma, requiere identificarse con aspectos masculinos".

Lilian Urrutia, siquiatra especialista en desórdenes de la alimentación, señala que un buen nexo con la figura paterna permite a las adolescentes relacionarse mejor con su cuerpo y con los cambios que experimentan en esta etapa. Las deficiencias en ese lazo repercuten en la formación de su personalidad "y no logran consolidar una identidad que integre la dimensión femenina en su autovaloración".

La vinculación con el padre, dice la siquiatra, tiene tres etapas importantes: la niñez, la adolescencia y la adultez. En la primera, se desarrollan los vínculos primarios a través del contacto físico, juegos y certeza de su presencia. En la adolescencia se retoman esos lazos mediante la negociación y el refuerzo de la autoestima, los que durante la adultez se reparan y analizan.

Búsqueda de control

Lograr un buen vínculo tiene que ver con entregarle tiempo a la crianza y ser un actor presente en la vida de las hijas: "El apoyo concreto de los padres se puede dar, por ejemplo, en cuidarla en la adolescencia, en ser un padre activo que la va a buscar a las fiestas y que ellas sientan el apoyo", dice la siquiatra.

Por la carencia del vínculo paterno y la falta de autoestima, las adolescentes se sienten angustiadas, lo cual se manifiesta a través de la anorexia. Este trastorno les entrega el control de sus vidas: "sienten que ellas pueden manejar por sí mismas la restricción de alimentos y de ese modo lograr autoestima y seguridad ante el mundo".

Así establecen una lucha con el hambre, afirmadas en el propósito de reforzar su seguridad y sensación de control: ellas deciden cuánto y cuánto comer. "Optan por tratar de controlar algo que sí está dentro de su alcance, como es la comida, por la imposibilidad de poder tener control en su vida", sostiene Claudia Cruzat, sicóloga de la Universidad del Desarrollo.


Grupo 8

Fuente: www.udd.cl

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