martes, 14 de abril de 2009

Desnutrición hospitalaria

La desnutrición asociada a estancias hospitalarias puede ocasionar discapacidad mental y física, enfermedades e incluso la muerte si no se previene adecuadamente

Según el Manual Internacional de Clasificación de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la desnutrición es una complicación médica potencial pero prevenible e influye sobre el resultado de los tratamientos. En el ámbito hospitalario, los pacientes malnutridos son más susceptibles de prolongar su estancia ya que se les asocia un incremento de la incidencia de infecciones y un retraso en la cicatrización de las heridas, entre otras consecuencias. Todos estos signos se ven agravados en el caso de los ancianos, que pueden presentar el síndrome de inmovilismo, un deterioro rápido de la funcionalidad y de la independencia en su movilidad.

En los países desarrollados la desnutrición es aceptada como un factor común en la práctica clínica durante las estancias hospitalarias. A la desnutrición, que puede darse en mayor o menor grado antes incluso del ingreso en un centro sanitario, se le atribuye un aumento de la estancia hospitalaria, morbilidad y mortalidad en los pacientes hospitalizados, debido al alto riesgo de complicaciones como infecciones, flebitis, embolismo pulmonar, fallo respiratorio, alto riesgo de padecer úlceras por presión y baja tasa de cicatrización de heridas. Todo ello origina un incremento considerable de los costes sanitarios y sociales.

Diferentes estudios han puesto de manifiesto la escasa atención concedida al estado nutricional en la historia y práctica clínica, lo que determina el desconocimiento de las condiciones del paciente en el momento del ingreso en el hospital y, por tanto, la imposibilidad de prevenir la malnutrición hospitalaria. La valoración nutricional debe formar parte integral de toda evaluación clínica con el fin de identificar pacientes que requieren un soporte nutricional agresivo y temprano. Con ello se disminuirían los riesgos de morbimortalidad secundarios a la desnutrición preexistente en los pacientes.

Los primeros trabajos al respecto fueron publicados en 1936. Según los resultados, los pacientes que habían sufrido una pérdida de peso superior al 20% presentaban una tasa de mortalidad 10 veces mayor que los que conservaban un peso normal. Después de 70 años, la realidad muestra que no se han hecho grandes avances. Estudios realizados en 1997, mostraron una prevalencia de malnutrición entre los pacientes hospitalizados de entre el 45% y el 62% dependiendo del método de evaluación (mediante valores antropométricos o bioquímicos, respectivamente).

Una correcta actuación nutricional limita los efectos derivados de la acelerada pérdida de peso que puede darse durante las estancias hospitalarias.

Según otros análisis publicados recientemente, un 75% de enfermos hospitalizados con valores de células sanguíneas indicativas de malnutrición normales presentaron durante su ingreso disminución en alguno de dichos marcadores. Hay que tener en cuenta que la tercera edad es el principal factor de riesgo para sufrir desnutrición, una situación que padece el 10% de los mayores de 65 años no hospitalizados. En esencia, como resultado de los cambios fisiológicos que surgen a medida que envejecemos debido a la aparición de un paquete de alteraciones fisiológicas como disminución de la actividad física, problemas dentales y de deglución, alteraciones sensoriales (gusto, olfato) y problemas mentales como el aislamiento social o la pérdida de memoria.

Grupo 9

http://www.consumer.es/web/es/salud/atencion_sanitaria/2006/05/26/152406.php


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