Bases de la Nutricion: Los chilenos consumen casi 10 litros y medio de leche al mes

Cerca de una taza y media al día. Esa es la cantidad de leche que consumen los chilenos, ya sea en forma líquida o como postre, queso, quesillo u otros derivados.

Según datos de la Federación de Productores de Leche (Fedeleche), nuestro per cápita se mueve entre los 125 y 128 litros al año. Un consumo que se ha recuperado y mantenido estable en la última década, pero que aún está por debajo de los 160 litros anuales que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para obtener los beneficios nutricionales de este alimento.

Incentivar la ingesta de productos lácteos es precisamente el objetivo del Día Mundial de la Leche, que hace ocho años instauró cada 1 de junio la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO).

Esta es la principal fuente de calcio, además de aportar proteínas, zinc, hierro y vitaminas esenciales como la D y la B12.

Para todas las edades

"Según un estudio que hicimos hace dos años en el Inta, el 50% de la población consume leche. Esto incluye mayoritariamente a los escolares y preescolares", cuenta la nutricionista Verónica Cornejo, investigadora de esta institución y past president de la Sociedad Chilena de Nutrición.

Pero los adultos están más en deuda, lo que aumenta su riesgo de desarrollar osteopenia y osteoporosis. "En todas las edades es necesaria, porque el calcio se pierde constantemente y la leche es el alimento con mayor aporte de este mineral", precisa la nutricionista.

Así, se recomienda consumir tres tazas de leche al día o su equivalente en lácteos en el caso de niños, cuatro para los adolescentes, dos a tres tazas a partir de los 19 años, y tres a cuatro en el caso de embarazadas y adultos mayores.

"A partir de los 2 años de edad, los niños deben recibir leche semidescremada o descremada, dependiendo de su estado nutricional. Darles leche entera no se justifica, debido a que sólo tiene más materia grasa, pero su aporte de nutrientes no es mayor que el de las que tienen menos grasa", dice la doctora Isabel Miquel, jefa de la Unidad de Gastroenterología Pediátrica de la Clínica Alemana.

Entre los niños y adultos mayores se consume principalmente leche en polvo. Cornejo destaca que ésta y la líquida entregan el mismo aporte de proteínas y minerales, siempre que esté bien preparada. "Un estudio del Inta detectó que el 80% de los mayores de 60 años disuelve menos de la dosis recomendada, entonces están tomando la mitad del aporte necesario".

¿Y la leche sin lactosa? Ésta es una excelente alternativa para quienes tienen intolerancia a esta azúcar de la leche: entre el 25 y 30% de la población. En ellos hay ausencia o falta de actividad de la lactasa, enzima que degrada la lactosa. "Esto puede provocar síntomas como dolor abdominal, náuseas, flatulencia o meteorismo al consumir leche", dice la doctora Miquel.

Para ellos, otra posibilidad es comprar en farmacias píldoras de lactasa, que se toman junto con la leche y eliminan el malestar que ésta produce, sugiere Verónica Cornejo.

Si aun así a la persona prefiere evitar la leche de vaca, no le gusta su sabor o es alérgica a ella, una alternativa es la soya (ver recuadro).

Surtido

11 kilos de yogur, 3,2 de queso, medio de quesillo y 1,4 de manjar es el consumo per cápita estimado al año por Fedeleche.

¿Y si no me gusta?

Una alternativa a la leche de vaca es la de soya, que está disponible en polvo y líquida. Las fórmulas de soya se pueden consumir a partir de los 6 meses de vida, dice la doctora Isabel Miquel. "Y a partir del año se puede tomar en forma complementaria o reemplazando a la de vaca".

Verónica Cornejo advierte que la soya aporta un poco menos de proteínas y calcio (ver infografía), pero ambos nutrientes también se pueden obtener de otros alimentos. El calcio se encuentra en sardinas, garbanzos, porotos, almejas, acelgas, espinacas y puerros, entre otros. En la adolescencia se requieren 1.300 mg diarios; entre los 19 y 50 años, 1.000 mg y desde los 51 años, 1.200 mg.